July 31, 2025
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Algo pasa en Isla Choros, Chile.
Imagina un pingüino sacando su cabeza fuera del mar, mirando en todas direcciones. Quiere descartar cualquier amenaza antes de saltar al roquerío más próximo.
Ya en tierra, da pequeños saltos y pasos, camina decididamente acantilado arriba hasta llegar a un lugar seguro. Cientos de otros pingüinos hacen lo mismo para llegar a su lugar de anidación en la Isla Choros. Estoy hablando del Pingüino de Humboldt (Spheniscus humboldti), en estado Vulnerable según la UICN. Chile alberga alrededor del 75% de la población mundial de esta especie, que anida mayoritariamente en la Isla Choros y en la Isla Chañaral, ambas pertenecientes a la Reserva Nacional Pingüino de Humboldt, Chile. El Yunco (Pelecanoides garnotii), perteneciente al mismo orden de petreles y fardelas, y catalogado En Peligro según la UICN, también anida en la Isla Choros.
Estas dos aves enfrentan problemas en el océano, como la reducción en la disponibilidad de alimentos y su captura accidental o intencional como parte de la actividad pesquera. Sumado a esto, los lugares donde anida se han reducido. Es por esto que las islas donde se reproducen son tan importantes, y más aún, cualquier acción de conservación para restaurarlas irá en directo beneficio de las poblaciones del Yunco y Pingüino de Humboldt.
Chile alberga alrededor del 75% de la población mundial de esta especie, que anida mayoritariamente en la Isla Choros y en la Isla Chañaral.
Choros fue una de las islas donde Island Conservation, en asociación con CONAF (Corporación Nacional Forestal, encargada de la administración de áreas protegidas en Chile) decidió trabajar, debido a su relevancia a nivel global. No sólo el Yunco y el Pingüino de Humboldt tienen su hogar en esta isla, también lo tienen plantas endémicas de esta región desértica de Chile, como Alstroemeria phillippii y Nolana acuminata.
Esta breve descripción de Choros hasta ahora luce bien, pero, ¿qué afectaba el equilibrio de este lugar?, ¿qué estaba provocando la degradación de este ecosistema?
No era la explotación directa de los recursos de la isla, sino una amenaza mucho más silenciosa: la presencia del conejo europeo, un animal invasor introducido por el ser humano, sin saber los estragos que causaría en el ecosistema. Los conejos invasores ocupaban las madrigueras de las aves marinas, aumentaban la erosión y devoraban la vegetación nativa. Todo esto ocurría en paralelo, llevando a un peligroso punto donde el colapso del ecosistema era inminente.
¿Por qué hablo en tiempo pasado? ¡Porque los conejos invasores en la Isla Choros son historia! En 2014, y después de dos años de varias campañas de terreno, pudimos confirmar que todo conejo invasor fue removido exitosamente de la isla, lo cual trajo beneficios concretos muy rápidamente. En ausencia de herbívoros que las devoraran, muchas plantas empezaron a recolonizar lugares que antes no podían, y hoy, con tan solo un poco de precipitaciones y niebla matinal, las flores pueden crecer y proveer refugio para muchas aves e invertebrados. Pingüinos y Yuncos tienen un ambiente seguro, sin disturbios, y donde pueden volver cada temporada para asegurar la existencia de nuevas generaciones.
La magia ya está ocurriendo en la Isla Choros. Pero no es fruto de generación espontánea, es el fruto del arduo trabajo conjunto para proteger estas especies. Una historia de éxito de la conservación de la cual debemos sentirnos orgullosos, y con ello (y estoy hablando como chileno), nuestra actual y futura responsabilidad es seguir cuidando de la isla.
Foto destacada: Isla de Choros. Crédito: Tommy Hall/Island Conservation
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